
Dolarización o Salto al Vacío
En marzo del año 2000 mediante la expedición de la Ley para la Transformación Económica, el Ecuador se dolarizó. Han transcurrido veinte y tres años y cada elección la desdolarización es el fantasma electoral ecuatoriano. Todo lo contrario de lo que sucede en Argentina en dónde en vísperas de la segunda vuelta presidencial, el anarcocapitalista, autodefinido como liberal libertario, Javier Milei ha levantado el fantasma de la dolarización y la desaparición del Banco Central de la República Argentina. En este contexto, me parece interesante que pensemos un poco si la dolarización ha sido o no la solución a la economía ecuatoriana y si es tan malo que un país tenga moneda propia.
Empecemos por el segundo punto. Mientras escuchaba por pura afición a la política el debate entre presidenciables argentinos, choqué de frente con la lapidaria sentencia de Sergio Massa, el candidato peronista. Massa decía que solo tres países en el mundo tienen al dólar como moneda oficial: Ecuador, Zimbabue y El Salvador. La admonición de Massa a los votantes era clara ¿quieren que Argentina se convierta en algo parecido a estos tres países? Obviamente, me sentí incómodo. Tanto más cuanto que aquí, en Ecuador, la dolarización es objeto de culto; pero es verdad, somos como Zimbabue o El Salvador, fin del cuento.
Lo usual es que un país tenga su propia moneda. No solamente por una cuestión de soberanía sino por razones técnicas. La variación del tipo de cambio es una importante herramienta de política económica. El tipo de cambio es el precio de una moneda extranjera en términos de una moneda doméstica; o en otras palabras el número de unidades de moneda doméstica que deben entregarse para comprar una unidad de moneda extranjera. Según los autores Robert C. Feenstra y Alan M. Taylor: “Casi cada economía emite su propia moneda y protege este derecho soberano con ahínco. Solo hay dos excepciones: Grupos de economía que, adoptando una moneda común, acuerdan formar una unión monetaria, y países individuales que se dolarizan; es decir, que adoptan la moneda de otro país como propia. En el caso de la dolarización, un país adopta unilateralmente la moneda de otro. Hay varias razones que justifican esta decisión. Si el país que la adopta, es muy pequeño, el coste de mantener un Banco Central y de emitir su propia moneda sería prohibitivo. Este es el caso, por ejemplo, de los menos de cincuenta habitantes de las islas Pitcairn -que usan como moneda los dólares estadounidenses o neozelandeses-”.
Ahora bien, la moneda doméstica no es otra cosa que el dinero que circula en un determinado país. Ese dinero sirve como medio de pago de bienes y servicios. El Banco Central emite moneda en función de los requerimientos de la economía siempre tratando de que esa emisión sea orgánica, es decir esté respaldada por la renta nacional del país y sus reservas monetarias en divisas. Una emisión de moneda sana evitara la inflación. No obstante, hay casos en que, frente a una crisis económica, el Estado puede recurrir a una devaluación de su moneda, para tener más liquidez en función de sus exportaciones. En otras palabras y llevando el ejemplo al extremo con fines didácticos, la emisión de moneda y la variación de su tipo de cambio
permiten a una economía ser rápidamente competitiva para sobrellevar una crisis. Obviamente, si se sobre emite moneda el riesgo es una hiperinflación.
La hiperinflación se produce cuando los precios se doblan al menos cada mes y medio. Usted comprenderá el caos que se produce cuando los precios se duplican cada 50 días y los salarios se mantienen estáticos. La última hiperinflación del siglo XX fue la de Ecuador y la primera del siglo XXI Zimbabue; he aquí las razones de dos de los tres países dolarizados en el mundo.
¿Qué le llevó al Ecuador a la hiperinflación? En palabras de Paul Beckerman: “En febrero de 1999, con el objeto de frenar la caída de reservas internacionales, el Banco Central finalmente adoptó una política de flotación del tipo de cambio. Esta medida había sido postergada, con un alto costo de pérdida de reservas internacionales, hasta que el Congreso aprobara el presupuesto fiscal de 1999 enviado por el gobierno, porque este se basaba en un tipo de cambio que la flotación hacía inviable. En las cuatro primeras semanas de flotación, el tipo de cambio perdió treinta por ciento de su valor frente al dólar y las carteras de crédito de los bancos se deterioraron en forma inmediata. El índice de precios al consumidor en marzo fue 13.5% mayor que en febrero y había un creciente temor de que el país entraría en hiperinflación. A mediados de marzo en un intento por limitar la presión inflacionaria y evitar nuevas caídas de bancos, el presidente Mahuad anunció un feriado bancario y, pocos días más tarde, un congelamiento de depósitos: todas las cuentas corrientes y de ahorros fueron congeladas por un año, mientras los depósitos a plazo fueron congelados por un año a partir de su fecha de vencimiento original”.
En palabras del ex ministro de Finanzas Jorge Gallardo: “La situación económica del país a finales de 1999 era apocalíptica. La producción había caída en 7.3 por ciento, la inflación anual cerraba al alza al ubicarse en 60.7 por ciento, la situación de las finanzas públicas era cada vez peor y se cerraba el año con un déficit global del 7.0 por ciento del PIB de los cuales 1.2 por ciento correspondía al déficit cuasi fiscal del Banco Central. La cuenta corriente de la balanza de pagos registró un superávit de 6.3 por ciento del PIB debido a la caída de la producción y a que el país se encontraba en moratoria con sus acreedores externos en donde los atrasos representaban el 8.5 por ciento del PIB”.
Como se puede apreciar la decisión de dolarizar el Ecuador fue un completo salto al vacío. Se hizo por la fuerza de las circunstancias, sin planificación ni medir las consecuencias. Era lo que había delante de la economía ecuatoriana. El puro y simple abismo. Al dolarizar se licuó el ahorro de las personas y sus pensiones jubilares. No todo fue color de rosa. Al contrario, mucha gente perdió su patrimonio para pagar deudas impagables o para sobrevivir.
Ahora bien, durante 23 años el Ecuador ha permanecido dolarizado y el dólar se ha transformado en un referente nacional. Con sorna alguna vez el consultor político ecuatoriano Jaime Durán Barba dijo que la dolarización era lo más popular en el Ecuador. La gente se aferra a ella con la convicción de que los precios en dólares van a tener estabilidad. La eterna queja de las élites económicas ha sido que los salarios dolarizados no hacen que el país sea competitivo y que lo mismo pasa con el costo de los servicios públicos. Como bien sostiene Alex Gastambide “La dolarización
integral es una decisión que sobrepasa obviamente el marco de la economía. Al abandonar su soberanía monetaria, el Estado, cuya economía está dolarizada, suprime al mismo tiempo un símbolo político y nacional potente”.
En resumen: dolariza un Estado débil o demasiado pequeño, casi insignificante el en concierto de la economía mundial. Tiene toda la razón la Argentina que es una de las economías más grades de Latinoamérica en tener reparos al salto al vacío, a la dolarización que anuncia Javier Milei. El Ecuador, débil en su constructo de estado-Nación, de economía muy chica y dependiente de la exportación de materias primas, se ha aferrado a la dolarización porque carece de referentes nacionales y porque su clase política es absolutamente irresponsable. Es el dogal de la sobre emisión, pero ni de lejos el dólar ha impedido que 23 años después, volvamos a tener una crisis que, salvo en el sector financiero, está empobreciendo a la población a niveles superiores a los de 1999.
¿Tendrá el Ecuador moneda propia otra vez? Quizá cuando se vea obligado por las circunstancias si no logra sustituir su modelo de producción extractivista, es decir, cuando se acabe el petróleo. Hasta que eso ocurra, no creo que seamos un buen espejo dónde pueda reflejarse la economía de cualquier otro país.
Gracias Dr. Este analisis debe ser elevado a debate nacional, eso si, sacando del mismo a dinosaurios perniciosos que lo unico que buscan es el beneficio de las grandes fortunas a las que repreaentan.
Me parece que la dolarización en el Ecuador, fue el ancla de salvación nacional, ante la hecatombe económica producida por las malas decisiones de nuestros líderes, en todos los tiempos. Con dolarización o con moneda nacional, cualquier país sale adelante, si los líderes son buenos, ejemplos abundan. Es la falta de liderazgo, lo que hace fracasar todo intento de progreso.